Ponte en las patas de tu mascota: NO COMETAS ESTOS DOS ERRORES.
- BYMCOMUNICACION ILLY
- 14 mar
- 3 Min. de lectura
Te quiero llevar a dos escenarios imaginarios:
1.-Has recibido una invitación a un lugar lejano y exótico, donde estarás un par de semanas, no conoces nada de ese lugar, ni sus costumbres ni su idioma. Ilusionado/a llegas finalmente a tu destino, pero en cuanto te separas del resto de los pasajeros del avión, abruptamente te percatas que deberás desenvolverte solo, sin entender absolutamente ni una palabra de lo que te dicen, ni siquiera eres capaz de reconocer los símbolos de su escritura. Te hablan y como no entiendes, percibes la molestia de quien intenta comunicarse contigo elevando su voz y realizando todo tipo de gestos que sólo te conducen a un mayor nerviosismo y confusión. Bajo tal presión ¿Podrías desenvolverte con confianza? ¿Qué tipo de emociones se manifestarían en ti en ese momento?
2.-Has encargado un mueble a través de internet, para tu sorpresa no llega ensamblado y para colmo no vienen las instrucciones de como armarlo. Frente a cada uno de los intentos, de coger 2 o 3 piezas y percatarte que no ensamblan correctamente como esperabas, tu pareja quien te observa cuidadosamente te hace notar cada uno de tus errores, repitiéndote tras cada intento mal logrado, No, no, no, no lo estás haciendo bien.
Ciertamente en estos dos ejemplos que te he dado, tu nivel de ofuscamiento y frustración estarían a flor de piel, y en ambas situaciones exclamarías; Pero ¿cómo pretenden que pueda entender un idioma que nunca me han enseñado o armar un mueble, cuyas piezas no conozco, donde no tengo una guía o instrucción clara sobre lo que tengo que hacer?

Esto es lo que muchos perros experimentan cuando llegan a vivir a nuestro hogar. Ellos llegan llenos de energía y vitalidad, pero dotados de sus propias herramientas heredadas tras miles de años de evolución, expertos para rastrear, acechar y cazar, listos para sobrevivir en la naturaleza, pero totalmente ignorantes sobre cómo comportarse en nuestro mundo moderno.
Lamentablemente, muchas personas dan por sentado que, un perro que llega a mi vida debe rápidamente entender mis reglas, mi estilo de vida y lo que es correcto de lo que no lo es. Bajo el entendimiento de un perro, ¿por qué tendría que saber discriminar un juguete de la pata de una mesa, o un simple trapo de una camisa de alta costura? O ¿Por qué tendría que saber que no puede orinar en los sillones y entender que tiene que hacerlo en un lugar predeterminado? A menudo escucho a mis clientes quejarse en la consulta, Doctor, es que mi perro es porfiado, no me hace caso, no me quiere obedecer cuando lo llamo, o no puedo sacarlo a pasear porque tira constantemente de la correa y ya no tengo las fuerzas para seguir haciéndolo.
Y en ese minuto les pregunto: Pero alguna vez ¿le enseñaste a tu perro donde debe hacer sus necesidades? ¿le enseñaste a caminar junto a ti, siguiendo tu paso? ¿Le enseñaste el llamado?, y la mayoría de las veces la respuesta es contundente, NO. Entonces ¿cómo esperabas que lo hiciera correctamente?
Durante el desarrollo de nuestro cachorro, la mayor parte del tiempo estamos más preocupados de marcar y corregir los errores, a través de pequeños llamados de atención o castigos, más que de premiar o reforzar las cosas que tu perro hace bien.
El primer gran error es que antes de corregir algo, enséñale lo que tú esperas de él, enséñale la forma correcta de hacerlo y permanece atento a elogiarlo cada vez que lo consiga. Enfócate más en premiarlo, en destacar lo bueno, los momentos de calma, ya que, de lo contrario, solo conseguirás llevarlo a altos niveles de ansiedad y frustración. Debes saber, que mientras más aumenta el estado de ansiedad, menor será la capacidad de foco y aprendizaje de tu perro.
El segundo gran error, es hablarles demasiado, si necesitas corregir algo, se claro y preciso, intenta ser coherente, que tu corporalidad y tu tono de voz estén alineados. Basta con un simple NO o un SHH, y deja de darle todo tipo de explicaciones, charlas eternas como si le hablaras a un niño, porque lo único que conseguirás es confundirlo aún más, el experimentará una emoción similar a lo que sentirías tú en el primer ejemplo que te di de estar en un país exótico y escuchar sonidos que para ti no tienen ningún significado.
La próxima vez que vayas a reprender a tu perro por algo que consideras que no hizo bien o que no aprendió, antes de juzgarlo o considerarlo torpe, primero pregúntate, ¿he sido claro, eficaz en mi enseñanza? ¿Le habré dado las instrucciones precisas? En el mundo de los adiestradores es común escuchar; no hay perros tontos sino malos educadores.
Rodrigo Hargreaves A.
Médico Veterinario Etólogo Canino
@coachrodrigo_h

Comentarios